El Instituto Nacional de Estadística, como la agencia estadística del Estado que conocemos hoy, nace en 1975 cuando se fusionan las estadísticas económicas que efectuaba el Banco Central como la medición del PBI (Producto Bruto Interno) con las estadísticas sociales que efectuaba la ONEC (Oficina Nacional de Estadísticas y Censos) dentro del Ministerio de Economía como el Censo de Población.
Desde su creación, el titular de la agencia estadística siempre ha tenido rango de viceministro, y como tal su nombramiento es producto de una coincidencia entre el Ministro a cargo y el Presidente de la República. Y por ello en el escalafón de los servidores públicos, figura como “cargo político”, con la consiguiente fragilidad intrínseca pero no imperativa.
Por ejemplo, las presidencias de Belaunde, Fujimori, Paniagua, y Toledo tuvieron un solo Jefe de Estadística, pero la primera presidencia de García tuvo cuatro y la presente va en dos. Y es en estas circunstancias que surge la genuina duda de la idoneidad profesional de quien tiene que medir la pobreza, el desempleo, la inflación, y la recesión, en otras palabras, ser el mensajero de las malas noticias.
En nuestro ordenamiento jurídico tenemos órganos constitucionales autónomos, como el Banco Central, la Defensoría, la ONPE y el RENIEC que se encuentran blindados de las veleidades presidenciales bajo distintas modalidades, y sería pertinente que el titular de la agencia estadística también se encuentre blindado porque una solución habitual para evitar las malas noticias, es liquidar al mensajero.
En el año 2003, nuestro país se calificado por el Índice de Capacidad Estadística (ICE) del Banco Mundial como el mejor de toda Latinoamérica, y uno de los tres mejores del mundo, esta condición la hubiéramos recuperado en 2007 si se hubiese tenido un Censo Económico que reemplace al de 1994, y no otro de Población que reemplace al de 2005. Pero el capricho presidencial de un censo de población no pudo ser repudiado por la agencia estadística.
Retomando el ICE del Banco Mundial, el Perú tiene una falla fundamental en materia estadística que es insalvable en las actuales circunstancias y nos impide tener 100 sobre 100 en esta evaluación; nuestro país carece de un sistema de estadísticas vitales, es decir carece de procedimientos sistemáticos que nos permitan conocer con precisión cuantos peruanos nacen y mueren cada día.
El RENIEC, en cierta manera esta encaminado en este proceso con el DNI de menores, y este es un problema exclusivamente presupuestal, porque las capacidades técnicas las tiene. Y cuando RENIEC cumpla con esta tarea nuestro país podrá con orgullo destacar que tiene el sistema estadístico mas completo de acuerdo a estándares internacionales, asumiendo que el Censo Económico se efectúe en 2008.
Pero el problema de los caprichos presidenciales, presentes y futuros, fragilizan a la agencia estadística, generando genuinas dudas en sus productos como es el caso del Censo de Población del domingo pasado, que es exclusivo producto de la exhuberancia intelectual del Presidente de la República manifestada el pasado 27 de Noviembre, que eliminó el presupuesto del Censo Continuo 2007.
Esta exuberancia intelectual hizo tabla rasa de la solicitud del INEI a la PCM, del traslado presupuestal de la PCM al MEF, de la inclusión hecha por el MEF en el presupuesto enviado al Congreso, y finalmente en la aprobación del Censo Continuo 2007 por la Comisión de Presupuesto del Congreso de la República; es decir la institucionalidad hecha añicos.
Una solución para la exuberancia, es adoptar el modelo inglés donde la agencia estadística esta fusionada con agencia de registro de identidad, en nuestro caso sería que RENIEC se fusione con el INEI con una serie de ventajas para el país, siendo la esencial blindar las actividades estadísticas.
De otro lado, la sinergia resultante fortalecerá la presencia física del Estado en las 195 provincias, el conocimiento de los procesos migratorios gracias a las actualizaciones del DNI, las tasas de fecundidad detalladas a nivel de persona, y las pirámides de edades actualizadas anualmente por distrito.
La ONIE (Oficina Nacional de Identidad y Estadística) colocaría al Perú como el país con el mejor sistema estadístico en todo el Tercer Mundo, acorde a los estándares internacionales del Banco Mundial.