En enero de este año, un análisis titulado “Compulsión a la repetición” –publicado en http://www.29×55.com– precisaba que la economía peruana estaría contrayéndose hasta comienzos del 2010. Y como se puede ver en el gráfico, nuestra economía en la presente crisis se contrae aceleradamente a dos puntos trimestrales, reduciéndose el crecimiento de 10.7% en el tercer trimestre del año pasado a 4.3% en el segundo trimestre de este año.
Poco después, el gobierno anunciaba el Programa de Estímulo Económico (PEE), que implicaba un gasto adicional del gobierno de 3 puntos del PBI, y teniendo presente que el último trimestre del año pasado había tenido el primer déficit externo en varios años, no dudé en vaticinar una profundización del déficit, producto de la expansión del gasto fiscal, que culminaría con una crisis cambiaria que llevaría el precio del dólar a 4 soles.
Este pronóstico erróneo fue producto de creer en el PEE como muchos analistas creyeron, y como el Banco de Crédito explicó crípticamente “esto (el pronóstico erróneo) en realidad no sería algo tan particular y podría explicarse por un optimismo intencional del Gobierno con el objetivo de modular las expectativas de los agentes privados”. En un lenguaje más sencillo se puede traducir “optimismo intencional” como engaño premeditado, y “modular las expectativas” como desorientación adrede.
Lo que tenemos al presente es una desaceleración de la economía que sigue el patrón observado en pasadas contracciones donde una política económica ortodoxa asume erróneamente que la libre interacción del mercado entre hogares y empresas mejora el bienestar social bajo toda circunstancia, y que el Estado no debe intervenir en la protección del bienestar de los hogares, aun en circunstancias excepcionales como la presente crisis económica.
En el gráfico se pueden observar las cinco contracciones económicas previas a la presente, ocurridas en los años 1992, 1995, 1997, 2000 y 2003. Pero las políticas aplicadas en la contracción del 2003 hicieron que esta fuera de solo medio punto por trimestre, mientras que las políticas aplicadas previamente tenían contracciones con tasas trimestrales, que eran entre el triple o el cuádruple de la tasa del 2003. Por ello era factible que la presente crisis fuese enfrentada como la previa del 2003, y una tasa de crecimiento del 6% para el año 2009 estaba dentro de lo factible.
También en el gráfico tenemos que las contracciones duran en promedio entre tres y seis trimestres, pero mientras más alta la tasa de crecimiento del PBI en el inicio de la contracción, la duración de la contracción es mayor. Por ello se puede considerar que la crisis presente durará hasta el último trimestre de este año o el primer trimestre del próximo año.
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20090901/12/pagina/14